DEL TIEMPO Y DEL AMOR
APARECE EL TERCER POEMARIO DE GÓMEZ HUESO
Por Soledad Zurera
Es ésta la tercera entrega lírica del escritor giennense Antonio Gómez Hueso, tras "El vacío al desnudo" (Ed. El Paisaje, Bilbao) y "Cien pájaros cortejando al Fénix" (Patronato de Cultura, Torredonjimeno). También pubicó un libro de Teatro, "Antonio", sobre la vida y la obra de Antonio Machado, obra estrenada por la Agrupación Lírico Dramática "Barahona de Soto" de Lucena.
El poemario que comentamos, y al que da título un verso de uno de los poemas, aparece construido en una estructura tripartita. La primera parte, intitulada, consta de treinta y tres poemas; la segunda, titulada "Trìttico di Venezia città", consta de tres largos poemas dedicados a la bella ciudad italiana; la tercera parte, denominada "Fugacidades" está formada por sesenta y siete composiciones cortas, en un género intermedio al epigrama y al aforismo.
Se inicia el libro con la presencia de un sujeto omnisciente, de sentencioso carácter, que se irá afirmando a lo largo de la obra, hasta llegar a una total fusión filosófico-poética en las "Fugacidades".
Poemario de temática variada y compleja, aunque con elementos constantes en la literatura: la infancia, la naturaleza, el amor, el mar..., junto a la grandeza de las catedrales, o la permanencia de los llamados, en palabras de Antonio Machado, "universales del sentimiento".
La infancia aparece no como paraíso perdido, sino con un marcado tinte de denuncia social: "Niños harapientos de cualquier lugar: / el bautismo no os redimió; / tendréis que mendigar hasta el aire, / escarbar en la tierra buscando pan / y nunca nunca sabréis del mar" (Poema "Al dorso de la infancia", pág. 19).
Otras de las muchas constantes del libro es la muerte, que aparece ya desde el comienzo, a través de una sorprendente metáfora: "...se termina en la sal definitiva, / la más exigua, / con la oscuridad infinita." (pág. 9); o " Nosotros... / hace tiempo que morimos." (pág. 25), para afirmar en el tríptico veneciano: "La muerte es la única belleza accesible" (pág. 55) o "... nuestros huesos hacen ceniza" (pág. 75), casi en el epílogo.
El mar provoca en el poeta el asombro guilleniano ante la belleza del mundo, porque "Frente al mar no hay edad." (pág. 44). O bien, en una afirmación rotunda y panteísta, en la última fugacidad, no casual: "La imagen de Dios no es el hombre: / es el mar." (pág. 76).
El amor, como símbolo polisémico y plurisignificativo, es tratado a veces con descarada ironía. Otras, en cambio, queda reducido a erotismos o meras epidermias, que nos remiten a una sensualidad propia de los poetas arábigo-andaluces: "Quizás, / enmarañado en el paisaje de tu piel..." (pág. 35).
El momento de la expresión suele ser el ocaso. Los colores oscuros se adueñan del espacio poético. Baste citar algunos de los títulos de los poemas: "Nocturno en el Edén", "Confesión al atardecer", "Momento nocturno"... La luna es un "huésped lúdico".
Variada es, igualmente, la obra en descripciones ambientales: el campo, el mar, el cielo andino, el Teide, Venecia, unido a frecuentes alusiones a la gran urbe.
El vocabulario mezcla elementos muy cultos con un léxico muy actual. Así, junto a adjetivos como pétreo, excelso, áureo, ignoto, grácil, glauco, álgido... encontramos otros de índole sorprendente, unidos a alusiones a Einstein, o los agujeros negros, dentro de la belleza de una catedral.
El mundo es, para Gómez Hueso, un viaje iniciático y solidario, que tenemos que hacer juntos: "Vamos a rescatar todo lo que compartimos." (pág. 39), "Pero no me pidas / que reniegue de mi almanaque íntimo..." (pág. 42).
Reiterada es la presencia del asíndeton y de verbos en presente, elemento acorde a esa continua contemplación del paisaje hacia el asombro, "in crescendo", que culmina en "Trìttico di Venezia città" ante las góndolas, los canales o las piedras renacentistas de San Michele, donde el poemario alcanza su momento álgido con el verso que da título al libro "piedra y agua en el coito de los siglos" (pág. 52). Encontramos gran profusión de figuras literarias: metáforas, prosopopeyas, anáforas, base léxico-semántica del poema "Recomponernos". Las escasísimas citas literarias (Gómez Hueso es un enemigo de las mismas) van dirigidas a Thomas Mann, Ezra Pound y Luchino Visconti, ¡cómo no!, dentro del marco veneciano.
Con todos estos elementos el poeta construye una obra muy lírica, que incita a una lectura profunda, pausada y reposada y cuyo lenguaje, en afirmación de Mª Carmen Cortecero, nos lleva "hacia unas originales propuestas, cuya autenticidad nos golpea inevitablemente.". De Antonio Gómez Hueso, en materia poética, hemos de hablar más veces.
(Crítica publicada en el diario JAEN)