Naufragaron las vestiduras,

sutil recuerdo abrigado en la ruta,

tiempo domado,

templo del territorio eterno,

habitado por duendes huérfanos.

posible jardín de la huida…

Beduina en el desierto, piel adentro…

¿Acaso el dorado encuentro del silencio?

     Firmando en el libro de la nada,

     con sellado silencio de reloj muerto.

     Una visión imposible

     habló de repente

     sobre las aguas de Venecia.

     No estaba escrito en ningún sitio.

     Celebrando bajo el árbol,

     quedó todo quieto.

     Un tallado corazón

     impreso en la corteza,

     del camino de piedra y agua.

Retrato pasional

de la caída de Safo,

agresión primera y última de las hojarascas,

evocación bizantina,

esperanza de fugit amor.

Escenario de fotomatón,

arlequín sentado,

asomado al vacío, a contraviento,

zozobrando en el instante ocaso,

sintaxis y testimonio,

de cosmos propuesto.

© Ivonne Sánchez Barea